que son los derivados financieros

Derivados financieros: explicación sencilla para principiantes en Bolsa

¿Sabías que los derivados no son productos financieros nuevos? De hecho, su uso se remonta a la antigua Mesopotamia, hace más de 5.000 años, donde se utilizaban contratos a plazo para comerciar con grano. En el siglo XVII, en Japón, se negociaban opciones sobre arroz, y en Ámsterdam, la famosa «tulipomanía» fue la primera burbuja especulativa registrada, impulsada por derivados sobre tulipanes. Hoy, los derivados son instrumentos esenciales en los mercados financieros globales, utilizados por inversores de todo el mundo.

¿Qué son los derivados?

Los derivados son instrumentos financieros cuyo valor se basa en un activo subyacente, como pueden ser acciones, materias primas o divisas. Estos productos permiten especular sobre la evolución futura de dicho activo sin necesidad de adquirirlo directamente.

Se negocian en plataformas de trading reguladas y, con ellos, puedes apostar tanto a subidas como a bajadas del precio del activo subyacente. Pero atención: operar con derivados exige comprender a fondo su funcionamiento y sus riesgos. Por ello, en España la CNMV recomienda que solo los inversores con experiencia accedan a estos productos.

En sus inicios, los derivados se utilizaban principalmente como herramienta de cobertura para proteger carteras frente a movimientos adversos en los mercados. Sin embargo, hoy en día se presentan a menudo como una opción de inversión atractiva para particulares. Mientras que algunos los consideran una forma eficaz de diversificar, otros críticos los califican como apuestas de alto riesgo. ¿Quién tiene razón? ¿Cuáles son los peligros reales y cómo puedes invertir en ellos? Vamos a verlo.

¿Cómo funcionan exactamente los derivados?

La palabra derivado proviene del latín derivare, que significa derivar . Se trata de un contrato cuyo valor depende del precio de un activo subyacente. Estos activos pueden ser: valores como acciones o bonos, materias primas, divisas y tipos de i nterés o dividendos.

Ejemplos de derivados son los futuros, opciones, contratos por diferencias (CFD), swaps o determinados certificados. Al invertir en derivados, puedes aprovechar movimientos alcistas, también denominados de posición larga (long call), o bajistas, es decir, aquellos de posición corta (short o put option) del activo subyacente, sin necesidad de comprarlo.

No obstante, debes tener presente que son productos complejos y que su apalancamiento puede amplificar tanto beneficios como pérdidas. Esto significa que podrías perder más dinero del inicialmente invertido si no gestionas bien tu exposición.

Conceptos que debes conocer antes de invertir en derivados

Apalancamiento

El apalancamiento financiero mide cómo responde el precio de un derivado a los cambios en el valor del subyacente. A mayor apalancamiento, mayor potencial de ganancias… y también de pérdidas.

Obligación de aportación adicional

Con determinados derivados, como los futuros, podrías estar obligado a aportar más capital si las pérdidas superan tu inversión inicial. En Europa, existen limitaciones para reducir estos riesgos, pero debes informarte bien de las condiciones de cada contrato.

Activo subyacente

Es el bien o valor financiero sobre el que se construye el derivado. Puede ser casi cualquier activo negociable.

Tipos de derivados financieros

Existen muchas clases de derivados y cada año surgen productos innovadores. Entre los más comunes están:

  • Certificados: permiten replicar la evolución de un índice, acción o materia prima. Pueden ser simples (como los certificados sobre índices bursátiles) o más complejos, como los discount certificates y los bonos estructurados.
  • Futuros: los futuros son contratos estandarizados que obligan a comprar o vender un activo a un precio y fecha determinados. En España puedes operarlos en MEFF (Mercado Español de Futuros Financieros).
  • Opciones: otorgan el derecho, pero no la obligación, de comprar (call) o vender (put) un activo a un precio acordado antes de una fecha límite.
  • CFD: los Contratos por Diferencia son muy populares entre traders particulares. Son productos apalancados que permiten operar sobre acciones, índices, divisas y materias primas. Suelen ser instrumentos de corto plazo.
  • Swaps: acuerdos para intercambiar flujos de pagos futuros, por ejemplo, para cubrir riesgos de tipos de interés o divisas.

¿Qué riesgos implican los derivados?

Invertir en derivados conlleva importantes riesgos:

  • Complejidad: entender su funcionamiento puede ser difícil para un inversor sin experiencia.
  • Riesgo de mercado: el valor puede fluctuar bruscamente.
  • Riesgo de crédito: la contraparte podría incumplir.
  • Apalancamiento: puede multiplicar tanto ganancias como pérdidas.

Por estas razones, la CNMV clasifica muchos derivados como productos no adecuados para inversores minoristas, especialmente aquellos que invierten a crédito.

¿Por qué usan los inversores derivados?

Hay dos motivos principales:

  1. Cobertura: empresas e instituciones financieras utilizan derivados para protegerse de movimientos adversos en los precios de materias primas, divisas o tipos de interés.
  2. Especulación: otros inversores buscan beneficios aprovechando pequeñas fluctuaciones de precios, especialmente gracias al apalancamiento. Aunque las ganancias potenciales son elevadas, también lo es el riesgo de pérdidas.

¿Cómo y dónde puedes operar con derivados?

En España puedes negociar derivados tanto en mercados organizados como MEFF (para futuros y opciones) como en mercados OTC (Over The Counter), donde los contratos se pactan directamente entre las partes. Los OTC, sin embargo, son menos transparentes y más arriesgados.

Para invertir en derivados necesitarás un broker autorizado y comprobar que tiene licencia de la CNMV. Presta especial atención a las comisiones y a las condiciones del contrato, ya que pueden incluir costes ocultos como diferenciales (spreads) o cláusulas que limiten tus beneficios.

Costes asociados a los derivados

Al igual que con otros productos financieros, operar con derivados implica pagar comisiones al broker, posibles tasas de mercado y costes por mantenimiento de la posición. Los productos OTC suelen ser más opacos en cuanto a precios, por lo que es esencial leer la letra pequeña antes de invertir.

¿Quieres dar tus primeros pasos en Bolsa? Infórmate bien y empieza por productos más sencillos antes de adentrarte en el complejo mundo de los derivados.

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