En este artículo descubrirás cómo funcionan los contratos de futuros, si resultan adecuados para inversores particulares, qué riesgos debes tener en cuenta y qué alternativas existen actualmente en el mercado.
¿Qué son los contratos de futuros?
Los futuros son instrumentos financieros derivados y se definen como contratos estandarizados en cuanto a cantidad, calidad y fecha de entrega de un activo subyacente. Son una de las formas más antiguas de derivados financieros.
En un contrato de futuros, una de las partes se compromete a:
- Entregar una cantidad determinada de un activo subyacente,
- A un precio fijado de antemano,
- En una fecha concreta,
- Con unas características de calidad establecidas,
- Y en un lugar específico (posición corta).
Por su parte, la contraparte se compromete a comprar el activo en esas condiciones (posición larga).
¿En qué se diferencian los futuros de las opciones?
A simple vista, los futuros pueden recordar a las opciones financieras, pero existe una diferencia: mientras que las opciones otorgan un derecho, los futuros implican una obligación para ambas partes. Por ello, los futuros se consideran derivados no condicionales, mientras que las opciones son condicionales.
Tipos de contratos de futuros
Futuros financieros
Son contratos cuyo activo subyacente son acciones, índices bursátiles, divisas o tipos de interés. Un ejemplo relevante en el mercado europeo es el DAX Future, basado en el índice bursátil alemán. También existen los Bund-Futures, vinculados a bonos del Estado alemán, aunque estos últimos no son adecuados para inversores particulares, ya que exigen la entrega de bonos con un valor nominal de 100.000 euros.
Futuros sobre materias primas
Se centran en metales preciosos, productos agrícolas o energéticos. Estos contratos son especialmente útiles para empresas que buscan cubrirse ante variaciones de precios en sus materias primas, como la industria alimentaria o energética.
¿Cómo funciona un futuro sobre el IBEX 35?
Supongamos que compras un futuro sobre el IBEX 35 con una duración de seis meses, cuando el índice cotiza en 9.000 puntos. Cada punto de variación en el índice implica una ganancia o pérdida de 10 euros por contrato.
Cálculo de valor del contrato Valor del contrato = 9.000 x 10€ = 90.000€ Margen incicial 5% = 4.500€ ESCENARIO 1: SUBE EL ÍNDICE El IBEX 35 sube 100 puntos hasta los 9.100. Obtienes una ganancia de 1.000 € (100 x 10 €). Sobre tu margen de 4.500 €, eso supone una rentabilidad del 22,2 %, o un 44,4 % anualizado si el contrato tiene una duración de seis meses. ESCENARIO 2: CAE EL ÍNDICE El IBEX 35 baja 150 puntos hasta los 8.850. Pierdes 1.500 € (150 x 10 €). Esto representa una pérdida del 33,3 % sobre tu inversión inicial. Si tu cuenta de margen no cubre esta pérdida, el bróker podría solicitar una aportación adicional, conocida como margin call.
¿Quién invierte en futuros?
Los contratos de futuros sobre materias primas resultan especialmente atractivos para empresas industriales, ya que permiten fijar precios futuros de insumos esenciales. Por ejemplo, un fabricante de cremas de chocolate podría asegurarse hoy el precio de las avellanas que necesitará dentro de seis meses.
En estos casos sí se produce una entrega física del producto. Por esta razón, este tipo de futuros no son recomendables para inversores particulares debido a su complejidad y riesgo.
También existen fondos de inversión especializados en futuros, conocidos como fondos de gestión alternativa o Managed Futures.
En el caso de los futuros financieros, el intercambio suele producirse en forma de liquidación económica (sin entrega física). Son utilizados habitualmente por hedge funds para cubrir riesgos de mercado, pero también por inversores particulares y traders intradía, aunque estos deben ser especialmente cautelosos debido a los riesgos implicados.
¿Dónde se negocian los futuros?
En España, los contratos de futuros se negocian principalmente en MEFF (Mercado Español de Futuros Financieros), que forma parte del grupo BME (Bolsas y Mercados Españoles) y está integrado en el grupo SIX. MEFF es el mercado oficial de derivados en España y permite operar con futuros sobre el IBEX 35, acciones españolas y otros productos financieros.
A nivel europeo, también es muy relevante EUREX, con sede en Frankfurt, que es uno de los mayores mercados de derivados del mundo. Aunque EUREX no está en España, muchos inversores españoles acceden a él a través de sus brókers para operar con futuros sobre índices europeos, tipos de interés o productos internacionales.
Es importante no confundir los contratos de futuros negociados en mercados organizados con los llamados forwards. Estos últimos son contratos similares, pero se negocian de forma privada (over-the-counter, OTC) fuera de los mercados regulados, lo que implica mayor riesgo de contraparte.
¿Qué costes implica operar con futuros?
Al adquirir un contrato de futuros no se paga una prima como ocurre con las opciones, ya que no existe el derecho de ejercicio, sino la obligación de compra o venta. Sin embargo, es necesario aportar una garantía inicial conocida como margen, que suele oscilar entre el 5% y el 15% del valor del contrato.
Este margen es variable. Si el valor del activo se mueve en tu contra, podrías tener que aportar más fondos para mantener la posición abierta. Si no lo haces, el bróker puede cerrar la operación de forma automática, lo que conlleva pérdidas. Si, por el contrario, la operación va a tu favor, podrías recibir una remuneración por los fondos depositados.
¿Qué riesgos existen?
Tal y como muestra el ejemplo anterior, operar con futuros puede generar beneficios elevados, pero también pérdidas importantes que incluso superen el capital inicialmente invertido. Esto se debe a la posibilidad de llamadas de margen, que obligan al inversor a aportar más dinero para mantener su posición abierta.
Además del riesgo financiero individual, también se critican los efectos macroeconómicos de la especulación con futuros. Un caso reciente fue el repunte extremo del precio del gas natural en Europa durante 2022, tras el inicio de la guerra en Ucrania. Los contratos de futuros sobre el gas en el mercado TTF (Title Transfer Facility) se dispararon, en parte por tensiones geopolíticas, pero también por una fuerte presión especulativa.
Este encarecimiento afectó directamente a hogares y empresas, elevando las facturas energéticas y generando debates políticos sobre la regulación de estos mercados. Muchos expertos señalaron que la especulación con futuros energéticos agravó la crisis de precios, especialmente en países como España, donde se vivieron picos históricos en el precio mayorista de la electricidad.
Los futuros son instrumentos apalancados, ya que permiten abrir posiciones de gran tamaño con una inversión reducida. Esta característica puede resultar atractiva, pero también muy peligrosa para inversores con escasa experiencia o recursos limitados.
Por todo ello, operar con futuros exige un alto grado de conocimiento del mercado, sensibilidad al riesgo y reservas financieras suficientes. No se recomienda para inversores principiantes. A diferencia de otros productos financieros como los certificados estructurados, los futuros no ofrecen mecanismos de protección de capital.
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