En el mercado de la financiación participativa en España, es habitual que los proyectos inmobiliarios o empresariales busquen captar capital a través de plataformas digitales. Sin embargo, no siempre se alcanza el objetivo total de recaudación. En este artículo analizamos qué sucede en esos casos, diferenciando entre los distintos tipos de inversión disponibles: préstamos subordinados, adquisición de derechos de crédito y fondos de inversión alternativos (AIF).
Cuando no se alcanza el objetivo en préstamos subordinados
Antes de que un proyecto se publique en una plataforma de financiación participativa, modelo también conocido como crowdlending inmobiliario, pasa por un proceso de análisis donde se fija un objetivo máximo y una cuantía mínima de financiación. Esta última representa el umbral mínimo necesario para que el préstamo pueda formalizarse.
Si no se alcanza esa cantidad mínima al cierre del plazo de captación, el promotor puede optar entre dos alternativas:
- Aceptar el capital recaudado y ejecutar el préstamo igualmente.
- Cancelar la operación y no formalizar el préstamo.
En caso de que se acepte el importe parcial, no cambia nada para el inversor. La única diferencia es que el préstamo mezzanine representará un porcentaje menor dentro de la estructura financiera del proyecto, lo que se traduce en un riesgo proporcionalmente inferior para el inversor.
Si el promotor decide cancelar la operación, el inversor recibe la devolución íntegra del capital invertido junto con una compensación por disponibilidad. Esta se calcula desde la fecha en que se realizó la inversión hasta la devolución efectiva, y corre a cargo del promotor o del fiduciario según lo establecido contractualmente.
Cuando no se alcanza el objetivo en fondos de inversión alternativos (AIF)
Los fondos de inversión alternativos cerrados (AIF, por sus siglas en inglés) están regulados por la CNMV y gestionados por sociedades gestoras autorizadas. En estos casos, las plataformas actúan como canales de distribución, pero no estructuran ni gestionan directamente el fondo.
La captación de capital para un AIF suele realizarse a través de múltiples canales y distribuidores. Por tanto, que una plataforma no alcance por sí sola el objetivo de recaudación no impide el lanzamiento del fondo.
Ahora bien, si el conjunto de todos los canales no consigue captar el volumen mínimo exigido, la decisión de lanzar o no el fondo dependerá de lo estipulado en el reglamento de gestión y en el folleto informativo. Estos documentos definen las condiciones legales, financieras y operativas del fondo, por lo que es fundamental leerlos con atención antes de invertir.
¿Qué riesgos implican los préstamos subordinados?
Los préstamos subordinados (habituales en el crowdlending inmobiliario) no están respaldados por garantías reales como hipotecas o avales. Por ello, en caso de insolvencia o liquidación del promotor, el inversor tiene una posición de cobro subordinada, es decir, por detrás de otros acreedores ordinarios.
Esto implica el riesgo de pérdida total del capital invertido. No obstante, al tratarse de un producto sin apalancamiento, el riesgo está limitado al capital aportado. No existe la obligación de realizar aportaciones adicionales.
¿Qué riesgos conlleva adquirir derechos de crédito?
La adquisición de derechos de crédito es otra modalidad común en plataformas de inversión digital. En este modelo, el inversor adquiere una participación en un préstamo ya formalizado, normalmente mediante la cesión parcial del crédito emitido por una entidad financiera o vehículo de inversión.
Este tipo de inversión también está sujeto a riesgo de impago. Si el prestatario no cumple con sus obligaciones y las garantías existentes no son suficientes, el inversor podría perder parte o la totalidad del capital invertido.
Aunque algunos de estos créditos cuentan con garantías, no existe certeza de que la ejecución de dichas garantías cubra el importe total del préstamo. Sin embargo, igual que en los préstamos subordinados, el riesgo se limita al capital invertido inicialmente. No hay compromisos adicionales.
¿Qué riesgos tienen los fondos de inversión alternativos (AIF)?
Invertir en un AIF implica adquirir una participación en una sociedad que invierte en activos, habitualmente inmobiliarios, con una perspectiva de largo plazo y escasa liquidez. Es una inversión que requiere paciencia y tolerancia al riesgo.
Estos fondos pueden ofrecer rentabilidades atractivas, pero también están expuestos a riesgos operativos, de mercado y de gestión. En caso de una mala evolución de los activos, existe la posibilidad de pérdida total del capital.
La única fuente fiable para conocer a fondo estos riesgos son los documentos oficiales del fondo: folleto informativo, estatutos, condiciones de inversión y el documento de información clave para el inversor (KID).
¿Qué pasa con mi inversión si desaparece la plataforma?
En préstamos subordinados
En España, las plataformas de financiación participativa reguladas por la CNMV y el Banco de España estructuran los préstamos de forma que el contrato se firma directamente entre el inversor y el promotor. La plataforma solo actúa como intermediaria.
Por tanto, si la plataforma cesa su actividad, el contrato de préstamo sigue plenamente vigente. El promotor debe devolver el capital y pagar los intereses pactados según lo acordado inicialmente.
En derechos de crédito
En las inversiones basadas en la compra de derechos de crédito, por ejemplo, mediante cesión de parte de un préstamo hipotecario, la plataforma tampoco es parte del contrato. Estas operaciones suelen estructurarse a través de una sociedad vehículo y los pagos se gestionan mediante un fiduciario o agente de pagos independiente.
Así, aunque la plataforma dejase de operar, el inversor seguiría recibiendo los pagos previstos, siempre que el prestatario cumpla con sus obligaciones. Además, muchos contratos establecen que, si no hay prórroga pactada, el préstamo debe reembolsarse automáticamente al vencimiento.
En fondos de inversión alternativos (AIF)
La inversión en un AIF implica la entrada en una sociedad independiente de la plataforma de comercialización. Aunque hayas accedido al fondo a través de una plataforma digital, esta no gestiona ni controla el fondo.
Por tanto, si la plataforma desaparece, la participación del inversor en el AIF no se ve afectada. La sociedad gestora sigue operando y administrando los activos según lo previsto.
¿Quién garantiza mis intereses y derechos de cobro?
En productos como los préstamos subordinados o los derechos de crédito, no existen garantías sobre el capital ni sobre los intereses. La rentabilidad depende del éxito del proyecto financiado y de la capacidad de pago del promotor.
Los flujos de pago suelen proceder de alquileres, ventas de inmuebles o refinanciaciones. En caso de incumplimiento, la recuperación del capital dependerá de las garantías existentes y de su ejecución.
En el caso de los fondos de inversión alternativos (AIF), las rentabilidades estimadas en el folleto informativo no son vinculantes. Pueden superarse, igualarse, quedarse por debajo o incluso no llegar a producirse.
Conclusión
Invertir a través de plataformas de financiación participativa ofrece oportunidades interesantes, pero también conlleva riesgos reales. Es clave entender qué tipo de producto estás adquiriendo, cuál es la estructura legal que lo respalda y qué ocurre en escenarios adversos.
Lee siempre la documentación legal, asegúrate de que la plataforma esté supervisada por la CNMV o el Banco de España y, si tienes dudas, consulta con un asesor financiero independiente.
¿Qué ocurre si una plataforma de financiación participativa no alcanza su objetivo de recaudación?