La inversión inmobiliaria ha demostrado ser una de las formas más efectivas para generar riqueza a largo plazo. Sin embargo, los promotores e inversores inmobiliarios se encuentran en situaciones en las que cada vez hay más dificultades para acceder y las condiciones de las fuentes de financiación tradicionales como los préstamos o créditos bancarios, son más estrictas. Ante esta posición, el crowdfunding y crowdlending se han consolidado como alternativas viables de financiación.
La mayoría de los inversores del sector inmobiliario carecen del capital necesario para adquirir o invertir en propiedades de manera directa, por ello, han de conocer los diferentes tipos de financiación que tienen a su disposición. Una financiación adecuada puede optimizar el flujo de caja, ampliar la capacidad de inversión y mitigar los riesgos financieros.
Tipos de financiación inmobiliaria
Financiación bancaria tradicional
- Préstamos y créditos hipotecarios: la financiación tradicional ha sido durante décadas la opción principal para los proyectos inmobiliarios. Los préstamos bancarios y los créditos hipotecarios son los métodos más comunes utilizados por los promotores para financiar la adquisición de terrenos y la construcción de inmuebles. Aunque este tipo de financiación es la posibilidad de obtener grandes sumas de dinero, el proceso de aprobación puede ser largo y complejo, lo que retrasa el inicio de los proyectos.
- Créditos puente: se utiliza para cubrir la brecha entre la compra de una nueva propiedad y la venta de una existente. A pesar de ofrecer una solución temporal, los tipos de interés de estos créditos suelen ser muy altos y el riesgo de impago si la propiedad no se vende en el tiempo estipulado.
Financiación alternativa
- Crowdfunding inmobiliario: ha revolucionado la forma en que los inversores acceden al mercado inmobiliario. Esta financiación permite a múltiples inversores participar en proyectos de alto valor con cantidades relativamente bajas, agrupar sus recursos a través de plataformas online para financiar los proyectos y diversificar la cartera de inversiones. La diversificación permite reducir el riesgo asociado a la inversión y cada inversor, una vez se venda la propiedad, recibe el beneficio proporcional a su inversión.
- Crowdlending inmobiliario: es una variante del corwdfunding donde los inversores prestan su dinero a un promotor inmobiliario o a un proyecto específico a cambio de un interés fijo. Las plataformas crowdlending han hecho que esta forma de financiación sea accesible y eficiente, permitiendo a los inversores evaluar y seleccionar proyectos en función de su perfil de riesgo y expectativas de retorno.
Recursos propios y estrategias alternativas
- Financiación propia: los recursos propios siguen siendo una opción viable y segura para muchos inversores inmobiliarios. Invertir capital propio en un proyecto elimina la necesidad de asumir deuda y permite mantener un mayor control sobre la inversión. Sin embargo, limita la capacidad de diversificación y expansión del inversor. Este tipo de financiación suele ser más efectiva en mercados volátiles.
- Contratos de permuta: es una herramienta innovadora en la financiación inmobiliaria. En una permuta, el inversor puede intercambiar un activo, como un terreno o una propiedad, por una participación en un proyecto inmobiliario. Esto permite acceder a nuevas oportunidades de inversión sin necesidad de un desembolso inicial significativo.
En España, la financiación alternativa se está convirtiendo en una fuente clave para los promotores inmobiliarios e inversores. Las plataformas de crowdfunding y crowdlending como Hausera permiten que los inversores financien el proyecto inmobiliario a través de una participación colectiva, ofreciendo una mayor flexibilidad y accesibilidad en comparación a las opciones tradicionales. Se espera que, para este año, el crowdfunding recaude aproximadamente 390 millones de euros, experimentando un aumento del 36% respecto al 2023.
Fuentes de financiación inmobiliaria para inversores inteligentes