¿Qué significa riesgo de cambio?
El riesgo de tipo de cambio, también llamado riesgo de cambio es la incertidumbre que generan las fluctuaciones de las divisas en transacciones internacionales. Este riesgo surge cuando una operación se realiza en una moneda distinta al euro, como en exportaciones, importaciones o inversiones en mercados extranjeros.
También afecta a quienes invierten en activos denominados en divisas extranjeras, ya que el valor final de la inversión dependerá del tipo de cambio en el momento de la conversión. Esto se aplica tanto a la recuperación de capital en inversiones internacionales como al pago de préstamos en moneda extranjera.
No siempre es fácil determinar qué movimientos del mercado generan riesgo de cambio. Tanto la depreciación como la apreciación de una moneda pueden afectar negativamente una inversión, dependiendo del tipo de operación y de la exposición a la divisa extranjera.
¿Cómo afectan las variaciones en el tipo de cambio?
Depreciación de la moneda extranjera: impacto en inversiones directas
Si un inversor adquiere activos en una moneda distinta al euro, existe el riesgo de tipo de cambio de que esa divisa pierda valor antes de la venta o vencimiento de la inversión. En ese caso, la cantidad recibida al convertirla a euros será menor.
Por ejemplo, si una persona compra un bono por 100 dólares cuando el tipo de cambio es 1:1 (100 €), y al vencimiento recibe la misma cantidad en dólares, pero el tipo de cambio ha cambiado a 1:0,8, su inversión solo valdrá 80 € en euros.
Apreciación de la moneda extranjera: efecto en préstamos
El efecto contrario ocurre con los préstamos en moneda extranjera. Si la divisa en la que se contrató el préstamo se aprecia frente al euro, el coste de los pagos de intereses y amortización en euros aumentará, reduciendo la rentabilidad si la inversión genera ingresos en euros.
Esto ocurrió con fondos que tomaron préstamos en francos suizos debido a sus tasas de interés favorables. En 2015, el Banco Nacional Suizo eliminó la vinculación del franco con el euro, provocando una apreciación de la moneda. Como resultado, algunas deudas en euros aumentaron hasta un 31 %, a pesar de que el importe en francos no había cambiado. Esta situación generó dificultades financieras para muchos inversores.
El riesgo de tipo de cambio también puede ser una oportunidad
¿Significa esto que el riesgo de cambio siempre es negativo? No necesariamente. Si una moneda extranjera se aprecia, los inversores que reciben pagos en esa divisa aumentan su poder adquisitivo. Del mismo modo, si una moneda cae, los préstamos en esa divisa pueden volverse más baratos en euros.
Aprovechar este fenómeno es complicado, ya que las fluctuaciones de las divisas son difíciles de predecir a largo plazo. Según la firma Gerd Kommer Invest, los mercados de divisas son de los más eficientes del mundo, lo que hace prácticamente imposible obtener ventajas sostenibles basadas en información pública.
¿Quién asume el riesgo de tipo de cambio?
Depende de la transacción y su estructura. En la mayoría de los casos, los inversores son quienes asumen el riesgo de cambio. Algunos ejemplos son:
Inversiones directas
Los inversores en inmuebles, bonos o acciones extranjeras reciben sus rendimientos en la moneda del país en cuestión. Al convertir esos ingresos a euros, están expuestos a posibles fluctuaciones.
Fondos de inversión cotizados
Los fondos de inversión y ETFs pueden estar denominados en divisas extranjeras, aunque esto no implica un impacto directo para los inversores, ya que los bancos depositarios convierten las posiciones a euros.
Aún así, existen dos formas en las que los fondos pueden verse afectados por el riesgo de tipo de cambio:
- Si el fondo contiene activos denominados en divisas extranjeras, como bonos gubernamentales.
- Si las empresas dentro del fondo generan ingresos en varias monedas, lo que afecta su valor en bolsa.
Fondos de inversión alternativos (AIFs)
Algunos Fondos de Inversión Alternativos (AIFs) compran activos fuera de la zona euro o financian proyectos con préstamos en moneda extranjera. Si el tipo de cambio fluctúa en su contra, el valor patrimonial del fondo puede reducirse, afectando los pagos a los inversores.
¿Se puede proteger una inversión contra el riesgo de cambio?
Existen mecanismos para mitigar el riesgo de tipo de cambio, como los contratos a plazo. Estos contratos permiten fijar por adelantado el tipo de cambio al que se convertirá una cantidad específica de dinero en una fecha futura.
Aunque estos instrumentos ofrecen previsibilidad, pueden reducir la rentabilidad. Por un lado, generan costes adicionales por comisiones y, por otro, limitan la posibilidad de beneficiarse de una evolución favorable del tipo de cambio.
Además, requieren definir con antelación cuándo y cuánto dinero se cambiará, lo que puede ser problemático en inversiones con valores fluctuantes. Alternativamente, la cobertura puede renovarse periódicamente, pero esto implica costes adicionales.
Hedging en fondos y ETFs
Algunos fondos y ETFs emplean estrategias de cobertura contra el riesgo de tipo de cambio. Sin embargo, este tipo de cobertura, conocido como hedging, conlleva mayores costes de gestión.
Además, la cobertura cambiaria no protege completamente la inversión. Los contratos a plazo cubren períodos específicos y su efectividad depende de que el valor del fondo se mantenga estable en ese tiempo. También hay empresas dentro de estos fondos que operan globalmente y generan ingresos en varias divisas, lo que añade más incertidumbre.
Según la firma Gerd Kommer Invest, la cobertura en carteras diversificadas no es eficiente y la considera «pseudo-hedging».
La gestora DWS comparó durante 20 años la rentabilidad de un ETF con cobertura en el índice MSCI World y otro sin cobertura, y concluyó que las diferencias se compensaban con el tiempo. Esto sugiere que las fluctuaciones del tipo de cambio no siguen un patrón predecible a largo plazo.
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Riesgo de tipo de cambio