fondo de emergencia

El fondo de emergencia. ¿Cómo hacerlo y dónde guardarlo?

Quienes se interesan por el tema de la acumulación de patrimonio se encuentran tarde o temprano con el concepto de fondo de emergencia. ¿Por qué se recomienda crear un fondo de emergencia y cuál debería ser su monto?

¿Qué es un fondo de emergencia?

El fondo de emergencia es un concepto común en la planificación financiera personal. Se trata de una reserva de capital destinada a cubrir costos urgentes e imprevistos. Este concepto también es conocido como “colchón financiero”.

Un fondo de emergencia debe estar disponible a corto plazo y no estar sujeto a fluctuaciones en su valor. Por ello, es aconsejable gestionarlo a través de productos financieros distintos a los destinados al crecimiento patrimonial.

Dado que los gastos inesperados pueden surgir en cualquier etapa o situación de la vida, se recomienda comúnmente ahorrar primero un fondo de emergencia antes de comenzar a invertir en la creación de patrimonio.

¿Por qué se recomienda tener un fondo de emergencia?

No todo en la vida sucede según lo planeado. Todos hemos enfrentado algún evento inesperado que requiere disponer de una suma considerable de dinero en poco tiempo:

  • Un accidente de coche en el que la aseguradora lo clasifica como “culpa del conductor”.
  • Adelantar el pago de un tratamiento médico urgente porque el seguro médico no responde de inmediato.
  • Un electrodoméstico esencial se estropea y necesita ser reemplazado.
  • Una mascota sufre una fractura y necesita una operación.
  • Recibir una factura inesperada, como un ajuste de impuestos o de gastos de comunidad.
  • En una propiedad alquilada, surge un daño por agua que requiere reparaciones y costos de alojamiento temporal.

En situaciones como estas, el fondo de emergencia protege frente al estrés y las preocupaciones existenciales. Actúa como una especie de seguro contra riesgos cotidianos, asegurando que estos imprevistos no deriven en una crisis financiera.

Además, un fondo de emergencia contribuye al éxito en la construcción de patrimonio. Aunque ahorrar este capital significa renunciar a oportunidades de rendimiento y asumir posibles pérdidas de poder adquisitivo debido a la inflación, también permite evitar costos elevados que podrían desequilibrar las finanzas. Por ejemplo:

  • Pagar los honorarios de abogados contratados por acreedores.
  • Vender acciones y bonos en un mal momento del mercado, asumiendo pérdidas significativas.
  • Solicitar préstamos con condiciones desfavorables, como un crédito de descubierto con altos intereses.

Estos riesgos pueden alcanzar rápidamente sumas que no justifican las oportunidades de rendimiento que se habrían obtenido al invertir el fondo de emergencia en productos financieros comunes.

Además, disponer de un fondo de emergencia permite aprovechar seguros con franquicia, reduciendo así las primas de los seguros.

¿Qué tamaño debe tener un fondo de emergencia?

No existe una respuesta universal a esta pregunta, pero sí reglas generales ampliamente aceptadas. Una de ellas indica que el fondo de emergencia debe ser de al menos 5.000 €, para cubrir la mayoría de los gastos imprevistos.

Por otro lado, existen otras recomendaciones dependen del estado personal:

  • Empleados: tres salarios netos mensuales.
  • Propietarios de inmuebles: hasta seis salarios netos mensuales.
  • Personas autónomas: seis ingresos netos mensuales.

La cantidad ideal de un colchol financiero también depende de las circunstancias de cada persona. Por ejemplo, las familias tienen mayor potencial de gastos inesperados en comparación con las personas solteras y les resulta más difícil reducir gastos.

La seguridad del ingreso personal también influye. Quienes enfrentan la posibilidad de perder su única fuente de ingresos pueden encontrar mayor tranquilidad con un fondo de emergencia más grande. Por otro lado, quienes tienen ingresos diversificados (trabajo principal, actividades secundarias, ingresos por capital, propiedades en alquiler, etc.) podrían confiar en una reserva más pequeña.

Otro factor importante es la percepción personal de seguridad. Algunas personas prefieren estar cubiertas durante 12 meses para sentirse seguras, mientras que otras consideran suficiente una reserva para tres meses. No hay una respuesta rígida que determine cuándo una persona está suficientemente preparada.

¿Cómo o dónde guardar un fondo de emergencia?

En tiempos de bajos tipos de interés, es tentador invertir el fondo de emergencia en opciones más rentables para evitar la pérdida de poder adquisitivo por la inflación. Sin embargo, no todos los productos financieros son adecuados para este propósito.

Idealmente, el capital debería ser de fácil acceso, pero fuera del área de visión cotidiana, es decir, que no esté en la cuenta corriente destinada a gastos diarios. De esta forma, se evita la tentación de utilizar el dinero para compras innecesarias.

Productos financieros adecuados

Una cuenta de ahorros a la vista es ideal como “lugar de almacenamiento” para un fondo de emergencia. Su valor no fluctúa y el dinero está disponible diariamente. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no todas las cuentas de ahorros son completamente flexibles; algunas imponen límites a las retiradas en un periodo determinado.

El principal riesgo de una cuenta de ahorros es la insolvencia del banco que la gestiona. En la Unión Europea, las cuentas de ahorro están protegidas hasta 100.000 € por cliente mediante el sistema de garantía de depósitos. Sin embargo, este sistema varía según el país, y los inversores que eligen países con baja solvencia pueden obtener mayores intereses, pero asumen un riesgo más alto.

Otra opción segura es una cuenta de ahorros tradicional, que también ofrece un alto nivel de seguridad y acceso rápido. Sin embargo, suelen tener un límite de retirada mensual de 2.000 €, lo que las hace menos adecuadas para almacenar un fondo de emergencia completo.

Productos financieros no adecuados

Las acciones y los bonos, aunque pueden venderse diariamente en los mercados, fluctúan en función del clima bursátil. Son aptos para quienes tienen un horizonte de inversión a largo plazo y pueden vender sus valores de forma flexible, pero no son adecuados como fondo de emergencia.

El oro, la plata y los diamantes son opciones populares para asegurar el patrimonio personal, pero tampoco son adecuados como fondo de emergencia. Su valor puede fluctuar considerablemente y están lejos de ser líquidos. Además, al venderlos sin información adecuada o sin comparar varios proveedores, se corre el riesgo de aceptar ofertas desfavorables o poco fiables.

Un depósito a plazo fijo no fluctúa en valor, pero inmoviliza el capital durante un periodo definido, lo que lo hace demasiado inflexible para cubrir gastos urgentes.

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En conclusión, aunque la tentación de buscar rentabilidad es alta, el propósito principal de un fondo de emergencia es garantizar la liquidez inmediata y la seguridad del capital en caso de emergencias financieras.